3. Posiciones anatómicas.

3. Posiciones anatómicas.

Es importante conocer las posiciones en que debe colocarse al paciente según las distintas situaciones, así como los procedimientos para colaborar en la realización de los cambios posturales y otros movimientos de un paciente encamado.

Los cambios posturales son las modificaciones realizadas en la postura corporal del paciente encamado, que forman parte de la enfermería preventiva. La selección y realización de la planificación de estos cambios deben estar en función de las necesidades del paciente.

Las posiciones anatómicas se emplean para facilitar la exploración del paciente, su tratamiento, la prevención de lesiones resultado de la escasa o nula movilidad, así como la comodidad y bienestar del paciente encamado. La colocación apropiada en la cama, los cambios posturales y los ejercicios de movilización, son medidas que ayudan a alterar las áreas de presión, evitando la aparición de contracturas y deformidades, de úlceras de decúbito, etc.

Entre las posiciones corporales, las de uso más frecuente para realizar cambios posturales, facilitar exploraciones e intervenciones quirúrgicas, son:

– Posición de decúbito supino o dorsal. El paciente está tumbado sobre la espalda, en plano recto y paralelo al suelo, con los brazos y piernas extendidos próximos al cuerpo. Se emplea en exploraciones, post-operatorios, estancias en cama y como parte de planes de cambios posturales. Se pueden colocar almohadas que aumenten la alineación y comodidad del paciente, principalmente bajo la cabeza, bajo las rodillas o los talones, en la zona lumbar, etc.

– Posición de decúbito lateral. El paciente está tumbado sobre un lateral de su cuerpo, en plano recto y paralelo, con la espalda alineada y los brazos flexionados cercanos a la cabeza. La pierna más cercana a la cama está en extensión o ligeramente flexionada; y la otra, flexionada en cadera y rodilla. Se emplea en administración de enemas, exploraciones, higiene, estancias en cama y dentro de planes de cambios posturales. Para favorecer la comodidad del paciente, se pueden colocar almohadas bajo la cabeza, bajo la pierna flexionada, detrás de la espalda, etc.

– Posición de decúbito prono o ventral. El paciente está tumbado sobre el abdomen, en plano recto y paralelo al suelo, con las piernas extendidas y la cabeza girada hacia un lado. Los brazos pueden estar extendidos paralelos al cuerpo o flexionados a ambos lados de la cabeza. Se emplea tras ciertas intervenciones quirúrgicas, exploraciones, estancias en cama y dentro de planes de cambios posturales. Podemos colocar almohadas bajo la cabeza o bajo los tobillos.

– Posición de Fowler o semi-Fowler. El paciente permanece semisentado sobre una superficie paralela al suelo, con las rodillas ligeramente flexionadas y el respaldo en un ángulo de 45°. En Fowler alto, la cabecera se coloca a 90°; y en semi-Fowler, en ángulo de 30°. Se emplea en pacientes con problemas cardíacos o respiratorios para facilitar actividades como comer y leer, y dentro de planes de cambios posturales. Podemos colocar almohadas para mayor comodidad bajo el cuello y los hombros, en la zona lumbar, en huecos poplíteos (cara posterior de las rodillas o corva), bajo los tobillos, etc.

– Posición de Sims o semiprona. Es una posición intermedia entre el decúbito prono y el decúbito lateral. El paciente se encuentra con la cabeza girada hacia un lado, con el brazo más cercano a la cama extendido y ligeramente separado del cuerpo; y el otro, flexionado y cercano a la cabeza. La pierna más cercana a la cama se encuentra semiflexionada por la rodilla; y la otra, flexionada por la cadera y la rodilla. Se emplea en algunas actividades de enfermería, en pacientes inconscientes y en planes de cambios posturales. Colocaremos almohadas bajo la cabeza, bajo el hombro y bajo la pierna flexionada.

– Posición de Trendelenburg. El paciente está tumbado en decúbito supino sobre una superficie recta, en un plano que forma un ángulo de 45° respecto al suelo, con la cabeza más baja que los pies. Se emplea principalmente para cirugía, síncopes o pérdidas de conocimiento y toda situación que requiera aumento de aporte sanguíneo al cerebro.

– Posición de Morestin o antitrendelenburg. Esta posición es similar a la anterior, con la diferencia de que la cabeza está más elevada que los pies, con el paciente sobre plano recto en ángulo de 45° con respecto al suelo. Se emplea principalmente para problemas respiratorios, hernias de hiato, etc.

– Posición de litotomía o ginecológica. El paciente se encuentra tumbado sobre su espalda, con los brazos extendidos paralelos al cuerpo, las piernas flexionadas y las rodillas separadas. Si se realiza sobre una cama, los pies apoyan en el colchón; si se pone en práctica en una mesa ginecológica, los pies descansan sobre unos estribos o soportes. Se emplea en exploraciones e intervenciones ginecológicas, partos, técnicas de enfermería (sondaje vesical, lavado genital, etc).

– Posición genupectoral o mahometana. El paciente se coloca boca abajo, apoyado sobre sus rodillas, con el torso levantado e inclinado hacia delante, con los brazos sobre la superficie y la cabeza entre ellos. Se emplea en exploraciones rectales

– Posición de Rose. El paciente está en decúbito supino, con los hombros situados en el extremo de la superficie de apoyo y la cabeza colgando. Los brazos permanecen extendidos paralelos al cuerpo. Se emplea en exploraciones, intervenciones quirúrgicas y para actividades de enfermería (lavado de pelo de paciente encamado).

3. Posiciones anatómicas.
NORMAS GENERALES para contemplar para la correcta realización de CAMBIOS POSTURALES

Cuando el paciente no pueda realizar por sí mismo los cambios posturales, será ayudado, teniendo SIEMPRE en cuenta las normas de mecánica corporal.

Antes colocar al usuario en una determinada posición o de emplearla para realizar un cambio postural, SIEMPRE se comprobará que no está contraindicada en el caso de este paciente.

Realizar los cambios posturales de forma programada e individualizada cada 2-3 horas, principalmente en los pacientes encamados.

En periodos de sedestación (paciente sentado), se efectuarán movilizaciones horarias. Si el paciente puede moverse de manera autónoma, deberá movilizarse cada 15 minutos realizando cambios de postura.

Comprobar que el enfermo esté cómodo en la nueva postura.

Al colocar al paciente en una nueva postura, comprobar que mantiene el alineamiento corporal, la distribución del peso y el equilibrio.

Eliminar el contacto directo de las prominencias óseas entre sí y el apoyo directo sobre las úlceras de decúbito, si existiesen. Evitar el roce con costuras y ropas excesivas que pudieran favorecer las lesiones en la piel.

Evitar el arrastre y las maniobras bruscas.

Completar la acomodación y favorecer las posiciones deseadas con la utilización de almohadas, cojines, sabanas o toallas enrolladas, etc. La utilización de colchones antiescaras, cojines de silicona u otras superficies especiales ayudan a prevenir la aparición de úlceras por presión, pero, en ningún caso, sustituyen a los cambios posturales.

Estimular al paciente para que realice movimientos en la cama: girar los pies, flexionar y extender los dedos de la mano, etc.

Ver video posiciones anatómicas

4. Principios de mecánica corporal.

La buena mecánica corporal es el uso eficiente, coordinado y seguro del cuerpo para producir el movimiento y mantener el equilibrio durante la actividad. Es la utilización adecuada del cuerpo humano.

Comprende las normas fundamentales que deben respetarse al realizar la movilización o transporte de un peso, con objeto de utilizar el sistema osteomuscular o musculoesquelético de forma eficaz, reduciendo la energía requerida para moverse y mantener el equilibrio, evitando la fatiga innecesaria y la aparición de lesiones. Su finalidad principal es facilitar el uso seguro y eficiente del grupo de músculos adecuado.

La correcta mecánica corporal es esencial tanto para prevenir lesiones en los cuidadores que realizan las movilizaciones a los pacientes, como para las personas que son movilizadas. La incorrecta puesta en práctica de estas técnicas puede tener como consecuencia fatiga, resbalones, desequilibrios, etc. Por parte del profesional, que podrían conllevar la caída o lesión de la persona dependiente que está siendo en ese momento atendida.

La mecánica corporal implica tres elementos básicos:

  • Alineación corporal (postura): es la organización geométrica de las partes del cuerpo relacionadas entre sí.
  • Equilibrio (estabilidad): es un estado de nivelación entre fuerzas opuestas que se compensan y anulan mutuamente para conseguir una estabilidad.
  • Movimiento coordinado del cuerpo.

A. Principios generales y normas fundamentales de la mecánica corporal

Los principios generales y las normas fundamentales de mecánica corporal que los profesionales siempre deberán tener en cuenta a la hora de movilizar a un paciente son las que destacamos a continuación

PRINCIPIOS GENERALES DE MECÁNICA CORPORAL

Cuando se trabaja a favor de la gravedad, se facilita el movimiento.

Los músculos se encuentran siempre en ligera contracción.

El esfuerzo que se requiere para mover un cuerpo depende de la resistencia del cuerpo y de la fuerza de la gravedad.

Es importante conservar el centro de gravedad bajo, flexionando la cadera y rodillas y evitando doblar la cintura. De esta forma, se distribuye el peso de forma uniforme entre la mitad superior e inferior del cuerpo y se mantiene mejor el equilibrio.

Apoyarse sobre una base amplia, separando muy bien los pies, proporciona estabilidad lateral y desciende el centro de gravedad.

NORMAS FUNDAMENTALES DE MECÁNICA CORPORAL

Preparar el espacio físico en que se realizará la actividad, retirando los objetos que pudieran estorbar o entorpecer.

Colocar al paciente o los objetos a movilizar en la posición adecuada.

Aumentar la estabilidad corporal, ampliando la base de sustentación o apoyo y descendiendo el centro de gravedad. Para ello separaremos los pies, adelantando uno respecto al otro y colocándolos en dirección al movimiento; también, flexionaremos las piernas.

Proteger la espalda. Al levantar un objeto pesado del suelo no hay que doblar la cintura, sino flexionar las piernas y elevar el cuerpo, manteniendo recta la espalda. De esta forma, el esfuerzo queda a cargo de los músculos de las piernas y no de los de la espalda.

Sujetar o trasladar un objeto manteniéndolo próximo al cuerpo. Así se acercan los centros de gravedad implicados: el nuestro propio y el del objeto.

Deslizar o empujar requiere menos esfuerzo que levantar (pues esto último implica un movimiento contrario a la gravedad). Para aumentar la eficacia del deslizamiento o empuje podemos reducir la fricción procurando que la superficie sobre la que realizamos el movimiento esté lo más lisa posible.

Utilizar el peso de nuestro cuerpo para facilitar la maniobra de empujar o tirar de un objeto, contrarrestando su peso, lo que exige menor energía en el desplazamiento.

El cuerpo debe mantener una alineación adecuada mientras se hace un esfuerzo. Girar el tronco dificulta la movilización.

Cuando la realización de la tarea supone algún riesgo para el paciente o para el sanitario, hay que solicitar la ayuda de otro profesional o recurrir a ayudas técnicas (grúa o elevador).

Como profesionales debemos tener en cuenta…

Tanto en la realización de cambios posturales y otros movimientos a pacientes encamados como en cualquier otra actividad que precise sostener o desplazar a personas u objetos, es necesario observar los principios básicos y las normas fundamentales de mecánica corporal, con el fin de evitar lesiones o contracturas en el profesional y riesgos para el paciente

Realización correcta de determinadas posturas para evitar lesiones

Pasamos a detallar la correcta realización de determinadas posturas para evitar lesiones:

B.1. Para sentarse correctamente.

Siéntese de modo que la espalda apoye contra el respaldo de la silla y con la región sacra o glútea bien hacia atrás. De este modo, el apoyo se realizará sobre las tuberosidades isquiáticas (abultamientos óseos del isquion, palpables en la región glútea) y no el sacro (parte final de la columna junto con el coxis), lo que facilita la correcta alineación de la columna vertebral.

Plante bien los pies en el suelo, formando un ángulo de 90° con las piernas.

Flexione un poco la columna lumbar (o cintura) para mantener la curvatura natural.

Si la silla tiene brazos, flexione los codos y apóyelos antebrazos para evitar la distensión de los hombros.

B.2. Para pararse correctamente.

Mantenga los pies paralelos entre sí, separados unos 15-20 centímetros. Distribuya el peso por igual entre ambos miembros inferiores.

Flexione ligeramente las rodillas.

Retraiga la zona glútea y el abdomen hacia atrás, saque un poco el pecho y eche hacia atrás los hombros.

Coloque el cuello recto con el mentón o barbilla ligeramente hacia abajo.

B.3. Para agacharse correctamente.

Permanezca parado, con los pies separados unos 25-30 cm, con uno de ellos ligeramente adelantado para aumentar la base de apoyo.

Baje el cuerpo flexionando las rodillas, realizando un mayor apoyo sobre el pie adelantado.

Mantenga la espalda recta, sin doblar la cintura.

Para levantarse, extienda las rodillas conservando recta la espalda.

B.4. Para levantar y cargar correctamente…

Colóquese junto a la persona o el objeto en la misma dirección en que realizará el movimiento (para evitar que la columna gire al levantarlo), con posición encorvada.

Flexione ligeramente las rodillas.

Agarre al paciente u objeto y contraiga los músculos abdominales.

Levántese extendiendo las rodillas, con ayuda de los músculos de las piernas y la cadera.

Mantenga la espalda recta.

Cargue al paciente u objeto cerca de la cintura (centro de gravedad) para evitar forzar los músculos de la espalda.

B.5. Para empujar y tirar correctamente.

Colóquese junto al paciente u objeto, con un pie ligeramente adelantado.

Apriete los músculos de las piernas y fije la pelvis, contrayendo simultáneamente abdominales y glúteos.

. Para empujar: Apoye las manos sobre el paciente u objeto y flexione los codos; inclínese y realice una presión continua y suave, trasladando el esfuerzo de la pierna atrasada a la adelantada.

. Para tirar: Agarre al paciente u objeto y flexione los codos. Inclinándose en dirección contraria, traslade el esfuerzo de la pierna adelantada a la atrasada, tirando suavemente y de forma continua.

Una vez que el objeto se empiece a mover, no pare. Gastará más energía si se detiene y vuelve a empezar.